Nuestra Señora Aparecida es una figura central de la fe católica en Brasil. Su historia comienza en 1717, cuando tres pescadores — Domingos Garcia, João Alves y Filipe Pedroso — encontraron, en el río Paraíba do Sul, primero el cuerpo y luego la cabeza de una imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Tras el hallazgo, la pesca fue abundante, lo que fue considerado un milagro.

Reconocida como Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, su devoción creció rápidamente. En 1930, fue proclamada patrona de Brasil por el Papa Pío XI.

Representada como una imagen negra, Nuestra Señora Aparecida tiene un profundo significado espiritual para millones de brasileños, especialmente para la comunidad afrobrasileña.

La Fiesta de Nuestra Señora Aparecida, celebrada el 12 de octubre, es uno de los eventos religiosos más importantes del país, atrayendo a millones de fieles a la Basílica de Aparecida, en São Paulo. Su historia está marcada por la fe, los milagros y una gran importancia cultural y religiosa para Brasil.