El origen de la devoción

La colonización portuguesa comenzó en Belém en 1616, trayendo consigo la fe católica. Según registros del obispo Dom Frei Evangelista, en octubre de 1700, Plácido encontró una pequeña imagen en la orilla del arroyo Murutucu, cerca del camino de Maranhão, atrapada en una rama de un árbol de taperebá. Dentro de la imagen había un papel cosido con la inscripción: “Nuestra Señora de Nazaré del Exilio”.

​

El milagro de la desaparición

Plácido llevó la imagen a su casa, pero al día siguiente desapareció, siendo encontrada nuevamente en el mismo lugar donde había sido descubierta. Esto se repitió varias veces, incluso después de que las autoridades intentaran resguardar la imagen en lugares como el Palacio de Gobierno y la Catedral. Siempre regresaba a su sitio original. Ante esto, Plácido construyó una pequeña ermita en ese lugar, donde hoy se levanta la majestuosa Basílica Santuario.

La imagen representa a la Madre que lleva al Hijo en sus brazos y acoge a toda la humanidad. En la fe católica, los milagros provienen de Dios, que actúa por medio de la intercesión de la Virgen María.